Nuria de espinosa

Niebla de recuerdos

Como una niña cansada, 

al sol flamante

rasgué mi ventana, 

y sobre mi afligida morada 

fue el horizonte, quien presagiara, 

¡Cuanta inquietud me acompañaba!

 

Como fragancia

de una flor temprana,

la melancolía

atravesó mis entrañas,

abrí la ventana a la felicidad

dejando que el viento adivinara

el perfume penetrante de las flores

y el redoblar de las campanas. 

 

Campanas plañideras, lejanas,

sobre la brisa dañada

de una mañana,

algo gris y opaca. 

La luna perecia

bajo una estrella

que la enturbiaba

y el sol tímido,

ya el cerro iluminaba.

 

Aunque la lluvia sombría,

por la colina se deslizara

no lograría eclipsar,

una mañana ya disipada,

que emergía junto al canto

de una niña madurada,

cuál tenue quimera

de una alegría reencontrada.