Eduh Siqueiros

Tu humedad labial

Paulatinamente, emergiendo en amaneceres
mi alma esbozó los gestos de tu noble alma
y posando el manto sobre la tersa cualidad
de tu piel, -cargado de mis tétricos pensamientos-,
se proyectó en mi alma tu efigie,
mi mutismo elocuente irrumpió en el acto,
y en mi centro palpitó más a prisa mi corazón…
en tu cosmos habité teniendo por dosel
un cielo sobre poblado de lustrosos astros,
mis locuciones empuñaron lances de fragancias
y sumergido en el embeleso de mis trances
emprendí la persecución de tus vestigios,
resuelto arribé a tu dominio, que ahora aguardas
sin blasón ni coraza dispuesta a la batalla…
conflagración de amor, que el universo atestigua
y concede que yo me encienda y que tu ardas.


Una brevedad en lo eterno ha sido bastante
para que tus ojos florezcan en mi interior,
para ansiar tu entrega en este lapso de delirio,
para afanar tus horas y a tu ser esplendente…
que desconcertado por el sosiego de mi alma
expectante, me baño del ropaje mudo
de los sotos, anhelando lograr con este disfraz
tu humedad labial en mi caótica quietud;
sobre los páramos trazo refugios ajenos,
para morar en el crepúsculo de un ser ignoto,
cada vez que vacía a mi alma la percibo
más afano unir nuestra iridiscencia,
iluminar a mis lúgubres días con tu brillo
y pintar mi cielo con lo místico de tus ojos,
colorearme completo con la tinta de tus labios,
en un acto de entrega mutua desde nuestro mutismo,
bajo la sonoridad de la más mágica agitación
de nuestras integridades y así, iremos perpetuando
el sortilegio que emerge cuando nos estamos amando.


A pesar de las dimensiones distantes
en que nuestros esencias se han desterrado,
vivo en ti, materializándome en incontenibles
quimeras, inducciones, y gozos… me integro
de cada aliento que contienes, cada pulsación
de tu interior, así, aferrado a tus pareceres,
seré tu necesidad vital, habitando aproximado
a tu boca, para arrancar los miedos que te has creado,
en mis intentos por rosar sus bordes
y así no despilfarraré las oportunidades
de estar contigo mientras nos unificamos,
en este trayecto en el que juntos
abarcamos las eternas serenidades.