En las orillas de nuestro propio ser,
allá en la frontera de lo especulado,
está lo otro, lanzando reproches inaudibles
que chocan con muros infranqueables.
En el área limítrofe de nuestra conciencia,
se sublevan bárbaros -o tal vez nosotros
somos los bárbaros- ante su propio sistema,
queriendo conocer el nuestro, para adoptarlo,
o tal vez, imponer el suyo.
¿Estaré queriendo la misma fortuna?
Al otro lado -lugar donde este lado es
el otro- no sé qué hay, solo pienso que debe
ser un lugar maravilloso como este,
al que sus habitantes quieren cuidar, como
nosotros, porque es su casa, esta
es nuestra casa.
¿Habrá quizá casas de mármol,
calles forradas en oro?
¿Quién sabe? ¿Meditarán las
Mismas cuestiones que yo?