Noryley

ANSIAS

 

Mi puerta conoce tu espesa mirada,

profunda, infinita, de mí enamorada.

Jamás ha visto a nadie llegar como tú,

moviéndote en mi sangre bajo el cielo azul.

 

Mi ventana está atenta por si te ve pasar,

mira fija, siempre quieta, insiste en esperar.

Sueña que la sorprendes un día domingo,

donde no haya gente, donde no haya ruido.

 

Mi alcoba está inquieta, despoblada y sola,

solo queda sobre el lecho, de tu cuerpo, la sombra,

mas, mi almohada, te aguarda vigilante,

por si vuelves a amarme como lo hacías antes.

 

Por los cristales una luz se cuela temerosa,

llega hasta tu foto y sobre ella se posa.

¡Qué tesoro tengo ahora en cada madrugar,

tus ojos iluminados me saludan al despertar!

 

Me voy y ahí quedas, mientras regreso me esperas,

cuando vuelvo estás allí, inmóvil, taciturno, esperando por mí.

El techo siempre me pregunta cuándo vas a venir,

yo solo miro tu foto y lloro en vez de reír.

 

Noryley Suescun

(Mérida - Venezuela)