Clavelina

Mágico dios de mi sonrisa

         Viene una sonrisa a mi rostro,

la más clara desde siempre,

y sigues siendo tú el origen

de mi calma, mi pasión,

de mi entrega, mi lejanía

hacia lo vano, pasajero, doloroso.

 

Te siento sin límites,

un hombre sin final.

Aunque las cadenas me abracen,

tu fuerza es la llave

a la suavidad de la esperanza,

moviéndose los corazones

al rito más deseado.

 

Mejor, mejor es todo,

tanto que al brillar algún filo,

su paso sobre mí,

es eco de una melodía

y es tan placentero

como una caricia

en el alma, profunda.

 

Que mis manos

dejaran, quizá, de servir.

Que palomas de tinta

no surquen más las nubes

de blancas hojas.

Que la belleza

sucumba frente a Venus,

y el amor de Cupido

se resquebraje de un flechazo.

Que esta tierra pierda todo,

su color, su sabor.

Que mi alma esté alejada

de toda esencia,

de cualquier tiempo;

mas que tu mundo siga intacto,

que el inicio del sueño eres tú.

Y como alguna vez lo hice,

alcanzaré mi anhelo

de pasarte a realidad

aún lleno de magia,

para amarnos más allá

de terrenos de imaginación,

y de los muchos otros

donde mi alma aún no te besó.