Miguel Ángel Cisneros

Bailando

Desde aleteos inmóviles

de vientos verdes y marrones,

surge vestida de matices.

 

Desciende las escaleras suaves

en venia permanente.

 

Traza con cada

movimiento la danza

que siempre aprendió

de vista, pero jamás

pudo ensayar. Aquí no

hay ensayos, le dijeron,

solo un intento.

 

Con los rayos del sol marcando

cada una de sus líneas,

y sus pasos punteando

el son del baile

perfecto, pero fúnebre,

la hoja disfruta

el espectáculo y, por

ella misma, decide morir.