Gisela Guillén

Ruego

En este tiempo que el mundo se detiene

todos encerrados en nuestro amado hogar

esperando que muera el invisible monstruo,

mis ojos solo piden dejar de llorar.

 

Algunos se quejan del encierro y finanzas;

la angustia por los hijos, los nietos. ¿Qué pasará?

Otros quisieran violar las reglas de la distancia

todos alejados; ya no hay abrazos ni reunión,

pero estar encerrados con salud, es una bendición.

 

Son muchas las historias que estamos viviendo

pero cuando el monstruo se acerca a tu vida,

el encierro se convierte en un negro infierno

llenando de dudas y esperanzas, tus oscuros días.

 

Ancianos en asilos infestados por el virus

una madre que puede morir en soledad;

familias esperando con el corazón preso

una hija que llora sin poder darle un beso,

también en algunos es una triste realidad.

 

El cielo llora; llueve la cruel pandemia

llevándose gran parte de la humanidad.

Vence ese virus, vuelve a la vida madre,

que yo estoy ansiando decirte:

¡Feliz día mamá!