Victor Peña

Keira

 A Keira Pineda 

Tiembla en cada rincón de mi cuerpo, 

la oscuridad es fría, 

me parte poco a poco. 

Keira, 

tus danzantes manos, 

        tus manos en entrega a mi cuerpo, 

los lirios de tus labios, 

       la suave arena de tus muslos, 

cada roce de tu cuerpo me agita. 

Cristalizado en tus ojos, 

                           estoy perdido, 

escarchado está mi cuerpo; 

tu aliento en feroz batalla, 

                           me evapora. 

Estoy muerto, me doblegan tus besos. 

Tus suaves caricias; rompen mis espacios. 

Eres flor que nace de mi boca, 

   te enredas en mi cuerpo, me consumes, 

ya no caben tus pétalos en mis manos. 

Somos amantes desnudos, 

  Arrogantes frente a Dios consumamos nuestro acto.

Keira, 

 verbo armonioso de mi estancia, 

eres la razón de este siglo. 

Keira, 

 eres bosque inmaculado, 

              soy depredador furtivo 

                          cazando mariposas, en tus cabellos.