Carlos Hector Alvarez

Vivencias

 

Mis pies cansados de hollar

huellas propias o ajenas

me piden un sereno descansar

Son muchas los días y los años

que he andado sin parar

sólo, con malas o buenas compañías.

Éstas me hicieron gozar,

las otras, por el contrario, pagar

por sus tristes desengaños.

No reniego de mi sino,

sí fui feliz o desgraciado

fue, porque fueron rosas o espinas

las que recogí por el camino.

Como el caballo domado,

al final de la existencia

me he vuelto manso y pausado,

De las experiencias vividas

no me arrepiento de nada,

las recuerdo muy tranquilo

con una sonrisa o un lagrimón

según sean tristes

o me den un alegrón

Con parientes y amigos cumplí

como un buen servidor,

en el frío, con amor los abrigué

de lo contrario, feliz los abracé

Imagino mi final como las olas del mar,

que se arriman tranquilas a las playas,

para su lecho de muerte, besar.