Liaazhny

La señora de las tortillas

 

Ya está amaneciendo, se escucha el kikiriki de los gallos anunciando el nuevo día, guau guau ladran los perros, ahhh ahhh ahhh rebuznan los burros, tan, tan, tan, resuenan las campanas de la iglesia,¿ las escuchas?

Son las cinco de la mañana, huele a tierra húmeda y en las calles se ven las siluetas de varias mujeres que se cubren del frío con su rebozo, en la cabeza llevan un tenate lleno de Nixtamal y van con pasos presurosos al molino.

En el camino se encuentran a los señores que van arreando su yunta para ir a trabajar la milpa y a lo lejos se escucha el sonar de la trompeta del primer autobús que va hacia la ciudad con otras mujeres que ya van listas para vender sus tortillas Tlayudas.

Cuando llegan las señoras al molino se forman para que pesen su nixtamal y después de pagar, en una banca larga colocan en fila sus tenates conformen los van pesando, cuando llega su turno, vacían el nixtamal al molino y cada señora empieza a recoger la masa que va cayendo, se siente una suave textura y ellas la disfrutan, me gusta ver como juegan con la masa, la baten y la revuelven varias veces hasta formar unas grandes bolas que después acomodan en el tenate.

Se despiden de las otras señoras e inician su camino de regreso a casa, allá en la cocina ya está listo el metate con una batea de madera al frente, el gran comal está puesto, se ve bien bonito redondo y todo pintado de blanco, debajo de él hay muchas pencas de maguey secas, ramas de mezquite, cañuelas y carrizo que encenderán y lo calentarán para que se cosan las tortillas.

Cuando empieza la señora su gran tarea, vacía una bola de masa en el metate, la revuelve con fuerza y le agrega un poco de agua limpia hasta que queda suave, después hace unas bolas de buen tamaño y coloca una sobre un cuadro de plástico y la pone sobre la tortilladora, las aplasta de un lado y después del otro, con mucha destreza despega el plástico, la tortea una o dos veces  y la pone sobre el comal que ya está caliente.

No sé como le hace la señora que no se quema los dedos, porque cuando ya está cosida una cara de la tortilla, la voltea y entonces sucede algo mágico…empieza a inflarse, se pone bien gordita, algunas personas dicen que eso pasa cuando alguien tiene hambre y creo que es verdad porque mi pancita se mueve de un lado a otro.

La señora no tarda en hacer muchísimas tortillas y poco a poco se va llenando otro tenate donde se conservarán calientitas para la hora del almuerzo y otras más que se llevarán a vender al mercado.

A mí me gusta ver a mi mamá cuando las hace, se ve  tan hermosa con su delantal de flores y sus trenzas enredadas con listones del mismo color, pero más me gusta sentarme en un banquito junto a ella a esperar a que salga la primera tortilla toda esponjadita porque siempre me la da con un poquito de sal y me la envuelve en taquito mmmmmmmm sabe deliciosa ¿Te gustaría probar una?

 

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Elizabeth Alejandra Castillo Martínez/Liaazhny