Lourdes Aguilar

INFANCIA PERDIDA

Como una fértil primavera es el corro de niños

causan gracia sus ocurrencias ingenuas

en sus frentes brilla todavía la aureola

y en sus espaldas se notan los tenues surcos

donde encajaban ligeras las alas

 

Pero los adultos inventaron la guerra

y ese es un monstruo que todo devora

en la desquiciada mente del poderoso

en la mente psicópata del mercenario

en la indiferencia de quien se siente a salvo

no hay compasión para el llanto del niño

 

No sienten su sobresalto al retumbar el cielo

sin saber por cuál puerta el infierno se abrió

sus tímpanos habituados a las coplas de cuna

explotan ante cacofonías groseras

tanta ciencia, tanto recurso invertido

para lograr el más sofisticado estropicio

 

Después, cuando logra (si acaso)

salir de las ruinas tambaleante y herido

está la criatura ante una dantesca pintura

de la cual ahora él también es un trazo

pero eso no es justo, él es muy pequeño

¿cómo decirle que la creamos los hombres?

 

Sepultos y lejanos se oyen lastimeros gemidos

ni padre o madre a sus gritos acuden

el aire le raspa sus pulmones cual si estuviera

compuesto por densos y filosos guijarros

hacía allí había un mercado de frutas y flores

donde una banda tocaba los viernes

y por donde él corría espantando palomas

donde otros niños volaban cometas

y en una banca un anciano vendía helados

 

No sabe a dónde quedó todo eso

ni por qué las calles invaden moles de hierro

disparando sus pupilas mortales

hacia lo que aún permanezca de pie

¿cómo decirle que desde adentro

con sed homicida disparan los hombres?

 

En tantas regiones deambulan 

solitarios e indefensos tiernos chiquillos

sin comprender por qué de ellos se olvidan

necesitan miradas serenas, brazos abiertos

pero sólo hallan ojos crispados, brazos sin cuerpo

desolados se hallan en cuclillas sobre escombros

sus sienes y corazones palpitando violentamente

 

El abanico que forman sus manos

después de rodear sus rodillas raspadas

imploran respuestas a su infancia robada

en su mundo sencillo de sencillas razones

no caben en él tan complicados desastres

 

Los vivos morían sin arrastrar a otros consigo

y los mayores se enternecían al observar a los niños

por eso no es justo, son sólo niños

¿cómo decirles que a los hombres no les importa?