kavanarudén

Sendero incierto

 

 

Caminé en silencio por un sendero incierto.

A paso lento pero seguro, oteaba a lo lejos.

No había prisa, pues nadie me esperaba.

 

El aroma a tierra mojada llegó a mí,

mezclado con flores silvestres, frutos del bosque y romero.

Cerré los ojos para apreciarlo al máximo.

 

El canto del río se combinó con el de las aves,

dando origen a una hermosa y sentida melodía.

 

Me despojé del calzado, a través de mis pies desnudos sentí la humedad,

la calidez del suelo, las diferentes texturas, la libertad.

 

El astro rey acariciaba mi piel cansada,

mientras el viento besaba mi frente de nácar;

rozando mis mejillas, despeinando mis cabellos grises.

 

El mar, a lo lejos, cantaba su canto milenario a través de sus olas.

Trayendo a mi memoria lejanos recuerdos.

 

Me detuve y me recosté sobre le hierva fresca.

Extendí mis brazos mientras mi mirada se perdía en aquel cielo inmenso,

despejado, celeste y puro que me ofrecía todo su encanto. 

 

Se detuvo el tiempo, mientras contemplando seguía,

agradeciendo en alma mía, tan profundo encuentro.