Aún aquí te encuentras tan dentro de mi vida,
bordada en mis memorias igual que luz prendida.
Estás lejanamente tan cerca de mis manos,
en medio de mis sueños febriles y profanos;
te encuentras en las notas que vibran en los pianos
que tañen mis recuerdos, profundos y mundanos.
Aún aquí te encuentras en medio del mutismo
que suena a llanto triste, que surge de un abismo.
Te miro en mis dinteles de blanco tul vestida,
llevando en tu mirada misterios soberanos,
que vuelan dulcemente preñados de lirismo.
Y miro tu figura, lo mismo que espejismo
que flota tenuemente por místicos arcanos;
debajo de la lluvia, de perlas bien tejida.
Y siento que tus labios me ofrecen el bautismo
del beso mas sagrado que ofrece el hedonismo.
Y nacen nuevamente deseos tan paganos
que tienen esa fuerza, de vientos diluvianos;
que traen ese ritmo de valses victorianos
envueltos en las notas de acordes wagnerianos.
¡Y vuelves con la luna que luce presumida
a darme con tu cuerpo la gloria ya perdida!
Autor: Aníbal Rodríguez.