Eremita

Al borde de la loire

Los arboles se adormecen con las caricias del viento

y el suspiro de los hombres,

La ciudad se calla para dar paso al eco estruendoso del rio,

 Atrás quedaron las aguas mansas, y las hojas de bronce.

El caos naciente de las aguas,

completa la enigmática calma que emana de la Loire.

En el cielo se juega una lucha entre el hoy y el mañana,

Y A  lo lejos se divisan dos seres enamorados

Que volando hacia el sol huyen del ayer.