Anton C. Faya

H I J O S . . .

 

HIJOS

 

En su trébol... ¿Sabrán mis hijos que mi poesía

brota sin alas y no tiene corazón?

Que su grito callado flota sin hablar de lo que habla,

del recuerdo de un hueso que fue casi amor casi infierno,

de un ojo débil que desde nada respira,

una lengua de fracaso exiliada en la nostalgia.

 

Soy pasajero de este otoño que se vive sin pensar

cuento el dolor, cuento las piedras de los sueños que vendrán,

y viéndote así indiferente otoño, mi tristeza tiene razón,

debería encontrarle sombra en que pueda descansar.

El color de este jueves tiene el rostro del asesino

que se acerca con la daga manchada de mi sangre.

 

El gesto de mis hijos es hoy un milagro incomodo

que altera la almohada donde encuentra sosiego el alma.

Pero ellos se que serán nuevos amaneceres, otros soles

y todo lo que hoy se hunde en ellos se disolverá.

Y estos versos serán, entre lo imaginario y lo real,

paginas amarillas guardadas y olvidadas por el tiempo.

 

A.C.F – ABRIL 2020

ARGENTINA