Diego Nicolás García Contreras

Dos

Cero, dos, tres, cuatro.

El que es uno puede ser sadicalmente opuesto y viceversa

 

Cero, dos, cuatro

Sin zapatos es mejor, sobre el tejado dos gatos giran la cabeza. Les aseguro que nunca vieron algo semejante sobre la casa.

 

Pantalón negro polera blanca, con gorro y descalzo 

 ¿Es muy importante en el centro situar-se, a ratos?
Otra vez los gatos me miran extrañados.
Debería invitar a la luna a bailar, si no lloro.
H2oro ¿como adoro si imploro ser algo?. 
¿Como me quedo si me voy? .


Ni siquiera me entretengo.
Porque miro la anunciación de cada composición y me retengo, abstengo mis ganas de voto, pispongo mis palabras claras, mis escenarios equívocos los boto, o los enciendo sobre el escenario cantando ante todos.


Que te vaya muy bien; son los astros, son las animas que celebran mi partida y mi desicion de quedarme, de dos en dos entrando al arca de la dependencia suicida, para reemplazarlos de cada tanto.
Disimula un poco, nisiquiera sabes a quien le estas hablando.
A veces trazo líneas imaginando un techo constelado.
Otras paso la brocha y el sol apago con mucha pintura azul.
Ya no se ni que es el sur.
Y el norte se quedó en mi otro bolsillo.


Y allí estás tu, Angel malo, escondiendome el banano, dándome pan en la mano. Y luego el bueno me hace pisar el hielo. Y de todas las aguas quiere que respire su espíritu.
Estoy tan acorralado entre opuestos saturados que nunca soy yo. No lo quiero ni decir.

Único.
Catalogable.

Una definición en mi escritorio quiere explicarme de manera sencilla .