Tumba que camuflas los secretos del cadáver,
tú cargas la cruz del mundo en vibrante silencio.
En ti son las culpas por las vidas que no robaste
y en tu inerte coraza acoges metralla de verbos.
¡Oh tumba que de la fama resultas olvidada!
Te apuñalamos con palas y por eso estás fría.
Madrugas con una soledad que carcome tu cuero
y disuelve el amor que gentilmente sostenías.
Causa eres de que las gentes se aferren al ayer
a los ácidos ganchos de la angustia y a lo imposible.
¡Y pretendes dar consuelo cuando despojas la fe!