Eduh Siqueiros

Corazón que ama

En esta espera de mil vidas,
en la que he renacido tras tus rastros
con envestiduras de mis soles,
te he amado clandestinamente,
dime ¿por qué razones, mi estrella,
te tornas para mí inalcanzable?
¿Tienes alguna respuesta ante mi pregunta?,
no sé por qué muero lentamente sin que estés,
por qué anhelo tus sabores
sin que me los concedas,
por qué mis pulsaciones trabajan más de prisa...


Te busco, y bien lo sabes,
te he buscado ya en otras vidas,
y ahora, justo ahora que mi alma sin gritar llora
vámonos… mientras estás sin estar a mi lado.
Volemos sobre los mundos que forjamos
y reposemos sobre nubes de hálitos,
y sobre los árboles demos muchos giros,
sin soltarnos... ahora que juntos nos vamos.
Volemos más sobre los árboles que toscamente
en sus manzanas guardan el sabor
de los sentimientos de una gran ternura,
de los cariños y embelesos con imperiosidad..


Mientras se tomen nuestras manos
y en el acto también los sentimientos,
jamás podrán separarnos
esos vientos de ferocidad que nos acosan fatuamente...
Es tu dulzor el que se derrama
sobre las tierras que alimentan a las manzanas...
haces que sientan el entusiasmo
del corazón que ama...


Si tus labios se atreven a probar del fruto
que prolifera en este edén,
yo igual lo haré, si los guardianes lo permiten,
porque lo mismo que tú también pido saborear...
No hay condiciones en el viaje,
no puede condicionarse lo que es puro,
no se admite trampa ni maleficio...
sólo tener lista siempre la valija...
Veamos el resplandor de las estrellas,
tendamos nuestros pensamientos
sobre las nubes de los suspiros
y con alegrías matemos las quejas...
Despojemos nuestras vestiduras...
y en el equipaje sólo carguemos sueños,
y sólo nosotros seamos los poseedores
del destino junto a nuestras locuras.


Vistámonos de la serenidad en su plenitud,
mientras nos canta la luna que se llena de luz
y besando yo a tu alma de ternura y bondad,
te incitaré a que tú acaricies a mi alma...


Pido morir un rato bajo tus alas,
busco un segundo de tu eternidad,
teniéndote a ti, como mi heroína...
para exonerarme de mis penas...
Juguemos un momento sobre las cimas,
me pierdo yo y me buscas...
y tú luego y te encuentro
para sentir con este solaz
la dicha cuando a mí te acercas...


Sigamos tomados de la mano,
avancemos mientras aún nos sirva la vida,
pues hoy siento que me gano el cielo de tus ojos,
oh mía.


Exploremos sin cesar al universo,
resistiendo esta actuación que nos calcina,
y comprimamos a la creación en un verso,
eternizando este idilio en un poema...
oh mía… mejor en silencio.