Gata_Azul

No te rindas

El ángel despertó en la cueva con las alas rotas

No recordaba cómo había ido allí a parar,

Las alas estaban quebradas, desplumadas y deformes

A su mente asomó Ícaro y a sus ojos, la oscuridad.

Se arrastró con el cuerpo dolorido, metros y metros

Bajo la densa negrura, entre la fría humedad

Afuera reinaba el caos,

¿Acaso se cernía el fin de los tiempos sobre la humanidad?

El ángel vagó por la oscura cueva durante días,

A tientas, se rasgó la piel contra las duras piedras

Pues sin un solo rayo de luz, sus ojos no veían.

Surcó los senderos de la locura inmerso en su demente travesía

Y cuando se dio por vencido, yaciendo sobre las rocas,

De pronto una voz resonó en las paredes de la cueva:

“No te rindas, ya estás cerca”,

¿Estaba esa voz en su cabeza?, y de nuevo:

“No te rindas, ya estás  cerca”

Y el ángel retomó a ciegas su vagar por las tinieblas

Durante un periodo de tiempo que su confusa mente no supo determinar,

Fue entonces cuando un tenue rayo de luz rasgó la oscuridad,

Se acercó y divisó entonces una grieta

Se deslizó entre sus bordes y contempló por fin, el mar

La luz del sol sembraba surcos de oro en el agua

Y el ángel se lanzó desplegando sus alas,

El agua se fragmentó en diminutos cristales dorados

Que salpicaron sus plumas, antes de elevarse hacia el cielo

Porque sus alas, aún con cicatrices y deformadas

Seguían siendo hermosas y podían volar.