Nacho Rey

SONETO LXI (JUAN BOSCÁN)

 

Dulce soñar y dulce congojarme,

cuando estaba soñando que soñaba;

dulce gozar con lo que me engañaba,

si un poco más durara el engañarme,

 

dulce no estar en mí, figurarme

podía cuanto bien yo deseaba;

dulce placer, aunque me importunaba 

que alguna vez llegaba a despertarme:

 

¡Oh sueño, cuanto más leve y sabroso

me fueras si vinieras tan pesado

que asentaras en mí con más reposo!

 

Durmiendo, en fin, fui bienaventurado,

y es justo en la mentira ser dichoso

quien siempre en la verdad fue desdichado.