RAMIRO DE LA ESPRIELLA.

TRUEQUE

Recuerdo cuando en aquel café

de los suburbios de mi viejo pueblo

te propuse un raro trueque

cambiar una cachetada por un beso,

la transferencia no fue exitosa

el beso que con ansias pedía,

con creces me fue concedido,

pero aun tengo la disyuntiva

de ¿cuántas cachetadas te debo?