Ishtar

Contemplación

Contemplar es el arte más perfecto.
No existe el poeta de corazón sencillo,
que no ame contemplar, observar el entorno…

 

Acto concreto de la pupila humilde,
que no altera la esencia de las cosas,
que captura el momento,
respetando el fluir.

 

Hace miles de años fue la contemplación de estrellas,
lo que llevó al mágico momento,
de registrar la sincronía de otros astros.

 

Fue la contemplación de los colores,
la contemplación de las figuras y las formas,
lo que llevó a los trazos más hermosos,
realizados por primitivas manos.

 

Momento sublime de detener el tiempo,
y atrapar con todos los sentidos,
el alma de las cosas,
de objetos,
del paisaje,
de la belleza etérea,
incluso del movimiento de una araña.

 

Yo soy una mujer pequeña,
Pequeñisima.
El diminuto templo de mi cuerpo solo me permite contemplar:
el universo magno y sus creaciones;
una pequeña hoja  movida por el viento,
mañana las nubes color violeta del caer de la tarde,
mis pies sobre el césped,
las arrugas de un viejo,
sus andar pausado
una estrella fugaz,
la luna,la noche silenciosa...

 

Otro día serán las manos de mi hijo,
los ojos de un mendigo,
naranjos que florecen,
fotos en blanco y negro…

Pero hoy  tumbada bajo el sol del mediodía,
contemplo el cielo
no me cuestiono nada,
no pienso, no imagino,
no interpreto…

Sin pretensiones me abandono a ese momento,
de la captar la pureza,
la perfección de los detalles de las cosas,
y luego quizá en mis sueños
contemple y dibuje mariposas...