AMADÍS

QUÉDEME (SONETO)

 

Te busco en el silencio de la tarde
cuando la clara luz del sol declina,
y tu dulce mirada me ilumina
el sentir que de anhelo en fuego arde.

Le ruego al tiempo que su andar retarde
cuando tu frágil cuerpo se reclina
sobre mí, que a abrazarte me conmina,
haciendo del amor un bello alarde.

Me despierto al albor de la mañana,
al olor del rosal y del clavel
grato sabor que de tu boca mana,

y al sedoso contacto de tu piel.
¡Oh mujer, de mi alma soberana,
quédeme retenido en tu vergel!