miriam quintana

Gélidos días.

Días gelidos

No se discierne, el tiempo ningún  credo.

surca un gusano frío  genocida,

socavando  el crepúsculo  de viejo

y , mengua el horizonte su vigilia.

Cuando todo detiene la existencia

pues no hay entierro digno en brazo de amigo,

 con flores expandidas en la tierra

cubriéndola, del llanto, y del delirio

Las campanas  no suenan sus redobles

hay miedo en  los balcones y ventanas,

también se sienten solos los arboles

los pájaros no trinan en sus nidos.

Y clama  el pobre y el rico de surrealismo

lugar donde suele tocar el alma

de verse y solo enviarse  las miradas

Aquellas flores novias de sus vecinos.

La esperanza que mira hacia el cielo,

la madre que bendice en su plegaria.