Ricardo Lopez Castro

Ultraligera (Tu beso es un alma)

 

Melena fotosínteca,
recatada y oblicua
al señuelo del tiempo.

Algunas canas mueren al batir,
el mar sobre las rocas.
En tormentos humanos
-solo ahí permanecen, como las mismas olas congeladas-.

Hay paisajes en mis oídos
cuando sopla el viento.

Pero tú, rosa, tinte permanente,
río que se marchita entre murciélagos.

La bulba de tus ojos
está hecha de semillas,
está hecha a mi medida.
Como un plano del mundo,
en otras dimensiones.

Porque cuando te busco
y con eso consigo tu mirada,
tan espigada y dulce como los regalices,
se alimenta ese azar,
punza este corazón
en mi carne de gelatina.

Esferas y zodíacos,
no reconozco puntos
débiles en costuras
para engarzar mis ojos.

Así soy todo ojos,
incluso sin mirarte,
incluso en un saludo.

¡Ah, cómo la mirada revela!
¡Ah, no quiero verla!

El miedo se apodera
de mi piel,
también es todo ojos.

¡Hasta cuando enervar la primavera!
¿Crees en las almas gemelas?

¡Ah, clandestinidad!
Y tus ojos también son todo ojos.

Tu sonrisa es el grito -de mis ojos-.

Y mis ojos también
poseen esperanza.
Y me gustaste cuando
te vi, con más ojos que la memoria.

Y así voy uniendo mi puzzle.
Ojo tras ojo.

No he llegado a tu alma.
¡Ah, me cierran los ojos tus labios!
¡Ah, qué beso recorre
mi cuerpo fantasioso
que por un sueño
transcurría!
¡Ah, qué alma más pura,
que el reflejo de todos
los ojos de la Tierra!