beirre

La cicatriz vuelve a ser herida

Hundiéndome en una fe miserable y
en las cicatrices de mi propia incertidumbre.
Fulgor quebrado que resplandece en tus labios;
daño ocasionado por el hombre me fue dado.

En la penitencia encontrándome muy pequeña,
doncella otorgándome la victoria en bandeja;
tortura desterrada, extendida hacia la nada
una soga bien alta para ahorcar al traidor
rodeándole el gaznate bien apretada.

Es invierno ahora y mi abrigo es de dolor,
es invierno ahora y eso provoca mi caída.

Hundiéndome en una fe miserable y
en el carmesí de mis propias entrañas,
despierto, no pertenezco a ningún sueño.
Siempre peleando contra la indiligencia
siempre marcada por la indiferencia.