Ivón Arce García

VIRUS

En estos momentos donde el sueño se derrumba

para algunos

por la infame debilidad del cuerpo

se agrieta la esperanza

en las barbacuás que un día se situó la fortaleza

la latitud ha sido envuelta

por un invisible ser que le devora

que se sumerge en lo profundo de sus ventrículos

hurga en los ojos grises el miedo latente que le tienen

y ríe, ríe a carcajadas aprovechando su dominio

y sigue hurgando a todos a aquellos que se van persignando

esperando que el miedo de su fuerza les asesine

muchos han dejado de esconder sus ruegos

entre lágrimas que derraman mil mentiras

del gobierno del mundo

que te arrancan tu memoria

escondiendo la mano de la utópica sonrisa

y avanza, avanza sin tropiezos

la memoria desquicia

hasta el más fuerte, porque se siente vulnerable

yo no sé, si mis tardes apacibles se ven ahora violentas.

 

No esperaré que el crepúsculo, entone toque de queda

donde las calles, los bulevares, se queden apacibles

yo no quiero que el hombre desaparezca de la faz

que su temores arrasen con el aire y el viento

y su cerebro incauto dice que ha sido víctima.

 

Como decirle a los hombres que hora tras hora rezo

un plegaria que levanto al cielo

por aquellos que acobardan su esperanza

y la acorralan endebles en cualquier esquina

que venga el mounstro, que me tome de la mano

para enseñarle cual es el camino, que no tarde

para lanzarlo al precipicio de donde nunca

debió haber salido

y lo que puedo decirle…  es que la especie humana

será mas fuerte, aunque ella ríe de mi fe y le felicito

porque se que mañana un día más habré florecido

ese engendro no dejara en mí, huella de tortura

la tierra florecerá, habrá pan y vino, para todos aquellos

que estuvieron conmigo y tuvieron fuerza

para vencer al enemigo

sube el calor a mi cuerpo, y digo que es fiebre…

¡pero no!

sube el dolor de garganta y digo que algo pasa…

¡pero no!

siento un esputo en mi pecho y me alarmo…

¡pero no!

siento que el aire se ausenta en mis adentros…

¡pero no!

mis inquietudes se arrugan y las lanzo al aire

veo los pasos sigilosos de la muerte que nos visita

y estallan alaridos presurosos en los cuadras

no teman, he de hablar de la hora precisa

 en que habrán de despertar

en una tierra ajena, en tierra de nadie

sin esa voz abrupta, donde se cuela la primavera

donde las flores ya no alegran la esperanza

ni los retoños de las madreselvas se inquietan

porque estarás presa en un amargo sueño

¡pero ahora te digo que no tengas desasosiego!

¡despierta! despierta que no todo está perdido

levanta la mirada, suspira aire

deja que las hojarascas

que aún no han llegado con el otoño

las arrastre como aire quemado por el viento vecino

que se lleve todo, que se lleve mis vienes, mi casa

pero que mi fe no se pierda, que la fe es mía

porque sé que hay un Dios,

que siempre… siempre, siempre estará conmigo.