lumino

Ya son las ocho

Hay sombras apiladas
debajo de los tejados.
Aclaman a su hora
con la algarabía
de la lluvia a cantaros.

Hay sombras que son luz
en las tinieblas,
aliento y puchero principal
de los vivos que aprenden
a morir cada mañana.

Hay días que son semanas,
quincenas que se alargan,
minutos que el reloj regala;
que valen caudales
y no cuestan nada.

Hay seres: mujeres y hombres
que vuelan sobre el miedo superado.
Son dioses ocupando su espacio
en el éter del amanecer diario.

Dejan el hogar y traspasan la puerta
Cambian el turno sin comentarios.
Nos enseñan que vivir
no es solo cosa de héroes,
que no hay actores secundarios,
que todos somos protagonistas.
Ellos allí y nosotros
aplaudiéndoles en casa.

Salvador Gregorio (Córdoba 24/03/2020)