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Una garza blanca visitó mi patio

una garza blanca visitó mi patio,

de esas que adornan esteros silentes;

que pintan lagunas de calma latente,

una garza blanca visitó mi patio...

 

Sus patas hendían la tierra mojada,

y el pasto encharcado que dejó el rocío;

¡arrastran leyendas de albor y bajío,

sus gráciles patas de andares colmadas!

 

Su nívea pureza inundó la arbolada,

y tan apacible fue el tenue vergel,

que abdicó sus tintes el brioso clavel;

¡visitó mi patio... una perla alada!