Nervio errante

Reflexión desde las entrañas de lo absurdo

Beso la botella etílica mientras una de mis manos trémulas sostiene un cigarrillo. Calmo la victoria, llegué a una conclusión; no existe derrota en este periodo de absurdidad llamado vida. Al igual que lo material, sufrimos la obsolescencia programada, algún día pereceremos y nuestra luz se apagará sin que tal hecho cobre ningún tipo de relevancia... ¡Otra bombilla más que se ha fundido! Pero... ¿Habrá brillado alguna vez? No hay remedio, y cuanto antes nos demos cuenta, menos esclavos seremos y los grilletes pararán de acribillar nuestras sangrantes muñecas. El tiempo pasa inexorablemente, nada es permanente, nada trasciende.