kavanarudén

Llegó el día

 

 

Llegó ese día en que la tierra pareció detenerse. El pánico se apoderó de la población mundial.

Un virus puso de rodillas a la humanidad y le recordó algo que había olvidado: “que no es invencible y que es más vulnerable de lo que pensaba”. Solo podía hacer frente a esta situación con la solidaridad y la colaboración de todos; dejando a un lado el absurdo egoísmo que no lleva a nada, sino a la autodestrucción.

Las familias se volvieron a encontrar y comer juntos, jugar con los hijos, aunque si fue al inicio en forma forzada, después lo valoraron y agradecieron.

Muchos recobraron el gusto por la lectura, la reflexión, el estudio, el encuentro con los más cercanos, y valoraron más la salud y la libertad. 

Se pudo experimentar la importancia que tiene cada uno en la sociedad: personal sanitario, farmacéuticos, periodistas, camioneros, trabajadores de automercados, fuerzas del orden, personal dedicado a la higiene, estaciones de servicios, panaderías, agencias fúnebres y cualquier otro servicio que se me pueda olvidar, pero no menos importante.

Ante el sufrimiento y el dolor de los otros, quien pudo arrimó el hombro y se movió para poder ayudar dentro de sus limitaciones. Hoteles que pusieron a disposición para convertirlos en hospitales dado el colapso de los mismos; venta de comida que ofrecieron su menú gratuito a médicos, enfermeras, fuerzas del orden, etc; lavanderías que pusieron a disposición sus servicios gratuitos a quien se entregaba al cuidado de los otros; ante la falta de mascarillas, quienes se organizaron para hacerlas…

Fue doloroso ver partir a tantos que por su salud, edad avanzada no pudieron sobrevivir.

Bajó la contaminación ya que no se podía circular, sino lo estrictamente necesario. Los ríos, los mares, el cielo mismo agradecieron esta pausa. No sabían con certeza lo que estaba sucediendo, ya que la primavera llegó y siguió su curso, preparándole el camino al verano. 

Pronto llegará la normalidad, se vencerá la lucha contra el Coronavirus. Saldremos a la calle sin  temor, sin mascarillas, sin guantes saludando a todos, será un día de fiesta y júbilo. Solo espero que aprendamos la lección, la importancia de la salud, la libertad y los afectos. La fuerza de la vida misma y el respeto a la madre tierra.