Kinmaya

Nada se queda quieto

Las luces y las sombras recorren el dilema de un pensar difuso,

quizás, el caminante silencioso y absorto se convierte en lo que ve,

 y se pierde en su intimidad siendo solo eso.

 

Sensible y frágil, el sentir apabulla las formas,

para percibirlas y luego mezclarlas entre la piel y los límites,

el dialogo mudo explora,

pronto la existencia se difumina y cambia.

 

Siembra de futuros que abandonan los designios pasados,

los que no pudieron ser crecen nuevamente,

los ojos recorren todas las profundas miradas,

y se las lleva junto al viento, hacia curiosas aventuras por vivir.

 

Un eco, ilumina pasos perdidos sin dirección,

 nacen muchas vidas que parecen árboles,

 muros enigmáticos de espejos que levantan laberintos,

el espíritu explora el mundo y sus fascinantes maneras de sentirlo,

inspiro muy hondo… y mientras exhalo; nada se queda quieto.