Eduh Siqueiros

En este universo de pasión

Este sentimiento que me llena,
no pide mucho, te lo aseguro,
solamente tu beso que supremo
sea en el acto y esfume a mi aflicción,
que me acerque a tu cuerpo,
que en tus brazos me conserve,
que en mis sueños me sustente,
que más me haga amarte,
que me entregue tu presencia
y a ti que te haga extrañarme,
que me sature de amor profundamente,
que le induzca esperanzas
a mi corazón cuando te pienso,
que ilumine más mi alborada,
y que por las noches de desolaciones
solamente a ti te haga mi amada.

Acumulación de lirios en los labios,
hiedra que en mi ser se amalgama
traqueteando sin cesar en mi interior.

Quiero, mujer, incrustarme dentro
de tu alma, y pulular mis eyecciones.

Reclamo tus dotes de fuego
y tu sensualidad en mi alcoba,
al flirteo de manos y roces que palpitan
con la agitación que simultáneamente tienen dos corazones,
por la entrega en la sicalípsis de dos entes.

Es arrasador el fuego en el que salgo intacto,
tan inefable es, como lo es el amor,
nada puede sinterizar lo que es un beso,
porque lo inexplicable del amor es su fuente.

El amor y el beso, son arcanos,
chispa que emerge y que es inducida
por la cercanía de dos seres...

Misterio que seduce a los amantes,
complementos de la existencia
y propiciadores de deleites.

Viajar hasta el universo, ¡que glorioso!
desde la cosmonave de nuestra cama,
en turbulencias y agitaciones, extasiados,
con desbordamientos tuyos multiplicando tus modos,
ir hasta donde el cosmos se origine,
tripulando yo en el trayecto, arrebatados
en la oscuridad del infinito,
vibrando con el cosmos,
para saciar la avidez de conectarnos
en el acto más hierático de la creación,
tú a tus ojos vas cerrándolos, al ritmo de lo sideral
descubriendo aquello que en realidad somos
al entrelazarnos en este universo de pasión.

Todas mis palabras quedaron estupefactas,
inexpresivas sin emitir juicio, ante tu hazaña,
magistralmente pintaste tu obra, oh Reina,
y con tu seducción me invitas
a la agitación del espasmo.

Bienaventurado es el merecedor al que diriges
tus expresiones para visitar tus vergeles
y aromatizarlos hasta sus confines,
egregio es el caballero a quien tú prefieres.

Afortunado es quien puede sumergirse
en lo fogoso de tu diluvio que de ti proviene,
y en un rictus de éxtasis convertirse
en el hombre que de realeza se engalana.

Acurrucarse en tus escondrijos febrilmente
conectándose contigo en afecto
y así del mundo trocarse en el ser más amado,
por donde tus besos hacen sus desfiles.

Soñar contigo se torna inevitable
y quiero de verdad que irrumpas
en mis sueños, para viajar con las hadas,
a la novedad de un universo aún más obsequioso.

Quiero que descubras en mis ensueños
todo lo que en mi cielo he plasmado
junto a tu nombre… se ha vuelto un requisito,
indispensablemente, el soñarte a mi manera,
-todas las noches en las que te vuelves mía-
levitándonos a los mundos que creamos,
donde todo es posible porque nos amamos,
por eso te sueño siempre al final del día.