Nacho Rey

DEL REAL AL ATLETI

 

Una noche de invierno murió mi mercancía,

y decidí que dejaría un escudo que en mí no sentía.

Mi ánimo suspenso pasaron tristes reflejos,

que incendiada mi borrasca, rompí los espejos.

 

Un Real de huracán sólo este humilde es dada,

pesares forzosos y tardía la imitación:

mi sombra vana pasó como la gran Cruzada,

y es que mi espada ya no volvió a la Unión.

 

Y pasaron siete años en selva desierta,

y la llama se encendió alta en Salamanca:

y aquí mi barco español, antes muerta,

renace de las cenizas y... ¡aquí arranca!.

 

La culpa no era de mi pobre madre mente;

mi fría región la fama es por fin madura:

¡y esta vez, sí que sé, que es fruto de bravura,

este hombre nuevo es modesto y nada latente!

 

¡Pobre de aquel barata que vicio es chaquetero,

no, soy simple y discreto, humilde y sincero!.

No me quita esperanza, imagen espantosa

y nudo estrecho aquel blanco sucio y penosa.

 

Mi Atleti es sueño, furia y muy justo;

y los que me tachan ahora de libre traidor,

canto el mío que es formal y claro violador

no saber nada, mi estado era un blanco disgusto.

 

Ya espero las sombras de todo partido;

esos fantasmas del adorno resultado;

porque es severo...será valor añadido

este Atleti que ya para mí es...un cielo recitado.

 

 

¡¡AÚPA ATLETI!!