Nhylath

¡No digas que me amas! (Parte I )

El reloj de la Catedral, frente a la plaza Mayor, marcaba las 14 horas... Yo  iba apresurando el paso hacia el Hospital General de la ciudad, pues me quedaba poco tiempo para llegar a mi destino programado y debía estar justo a la hora en la estación del Metro para entrar al tren que me dejaría cerca del hospital... 

 

¿Mi objetivo?... Visitar a mi amiga de la infancia y que el destino nos separó ubicándonos en diferentes rincones del.mundo, pero por la Providencia de Dios, nos encontramos nuevamente.

 

Ella, yacía en una cama del hospital , entre la soledad y un lamentable estado terminal ... Deseaba verme y alli estuve con ella hasta el último suspiro...

 

Estuvimos conversando un buen tiempo recorriendo las escenas de nuestra infancia, adolescencia y juventud, hasta que cada quien hizo su propio recorrido por caminos diferentes...

 

En esa oportunidad, volvimos a encotrarnos, narrándome sus tristezas y caminos llenos de soledad y lo mas doloroso,  lejos de sus querencias...

 

Y...hoy, la estoy recordando, pues le prometí escribir sobre el abandono que sienten algunas madres por el incumplimiento del Cuarto Mandamiento de la Ley de DIOS , por parte de los hijos inconscientes y, tomando en cuenta sus palabras expresadas con dolor, con mucho dolor!...

 

¡Oh, hijos indiferentes!...¿Cuándo entenderán la soledad de sus padres, especialmente de sus nobles y abnegadas madres?

 

He aqui mi inspiración basada en la triste historia sobre el abandono y soledad de mi amiga,  cuyo final no merecía!

 

Nhylath 

 

 

(Continúa en la Parte II para no cansar su lectura )