Pedro Antonio Borges Rodríguez

Solos, tú y yo

Tú rostro inmaculado 

Tótem de la  belleza 

Sudando alegrías 

Ambos, los dos

En una noche sin igual

Sintiendo un amor infinito 

 

Hoy revoco a mi pasado, y escribo cartas al olvido, para que no venga a verme 

Para no quedarme atrapado 

 

Tú rostro inmaculado 

Me ha hecho vuelto a creer

En el amor compartido

En un sol de fidelidades

 

Un cuerpo atado al otro

En una noche de humedades

 

La bailarina en su danza maestra

Arriba de lo más alto me encuentro, nos encontramos

Tú y yo

Solos

ante lo inverosímil de la pasión desbordada

Sedientos

haciendo el amor

Amor de la carne

Amor de los hombres, de las mujeres

Amor del hambriento insaciable 

Llegados hasta la mañana 

Amor