El Quijote de la Rosa

La culpa y la posesiĆ³n...

El sentimiento de culpa va estrechamente ligado al de la posesión.

Cuando uno cree que su mujer, su hijo, su amigo, su familia  le pertenecen por vaya uno a saber que derecho de propiedad, otorgado por no se sabe que dioses, entonces el sentimiento de culpa se apodera de nosotros ante la menor sospecha de abandono o de infidelidad.

Creemos que las personas de nuestro entorno sentimental son una posesión adquirida y pagada con derecho a eterno reconocimiento por parte de ellos.

Pensamiento egoísta si los hay, en primer lugar no somos propietarios de nosotros mismos, asi que  malamente podemos poseer a alguien más.

Las personas que están en nuestras vidas son libres de su elección de permanecer o no a nuestro lado y es muy sano que sea asi.

La pregunta que nos debemos de hacer es, cuanto estoy haciendo yo para que esos seres humanos sientan la alegria y el deseo de quedarse a nuestro lado?

Cuanto les ofrecemos nosotros mismos para que sientan el deseo de seguir caminando juntos?

Cuando la culpa nos invade, es porque en realidad sabemos que estamos haciendo o recibiendo menos de lo que pensamos merecer o que lo que el otro merece de nosotros.

Si un hombre o una mujer no encuentran en su entorno las necesidades  satisfechas, sea en el plano que sea, llegará un día en que se cruzará  con una sonrisa, con un halago, con una frase que la hará sentir cuán importante es para alguien más.

En ese momento,  la culpa hará su trabajo nefasto e inútil, nefasto porque sólo traerá amarguras y reproches indignos e inútil porque tarde o temprano la libertad y el bienestar de cada uno de nosotros van a ganar la batalla.

Por eso siempre e pensado que la fidelidad bien entendida comienza por ser fieles con nosotros mismos, no se puede dar aquello que no tenemos en nuestra despensa.

Si pensamos en lo grandioso que es que alguien nos regale el compartir su vida con nosotros, entonces podremos ganarle la batalla a la culpa y nuestra unica posesion sera un saco lleno de momentos felices.

No eres mi posesión, eres mi mas feliz decisión.

El Quijote de la Rosa.