Lucia Rodriguez Lopez

XIX. Plenitud oscura

No sé por qué los ojos siguen acercando

una mueca temblorosa al techo

ni tampoco el motivo que empuja un deseo

por las fronteras de su muerte

cercando una ambición por la estrechez del camino,

caminos por donde los cuerpos van dejando

su juventud y lamento.

Qué importará el agua de ese despertar profundo,

las dunas cuya brevedad angustia

si amenaza el recuerdo avejentado y leve

como una fiebre de destinos rotos.

Pálido de nervios donde arrojaron la ira,

su pecho es el reflejo del letargo de su boca.

Y una quietud armoniosa con la verdad hablaba,

con un vacío de alambres pergeñados sobre el alba.

Las palabras no suenan, pero el mundo en la quimera

mantiene su oscuro aliento.

 

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