Julio Noel

Al alba recorría el bosque nemoroso

Al alba recorría el bosque nemoroso

por donde mi espíritu fluía entre la enramada,

iba soñando en pos de mi bella enamorada

cuando sentí el gemir de un manantial rumoroso.

 

A él con gran cautela me aproximé presuroso

para escuchar mejor su melodiosa tonada.

Ante mí se apareció la tez suave y rosada

de un rubio querubín, del cielo el más hermoso.

 

Al verlo me quedé confundido y ruboroso:

la voz que cantaba era sedosa y colorada

como la de un serafín áureo y meloso.

 

Mas sus blondas guedejas y su verde mirada

dejaron absorto a mi corazón doloroso:

eran los ojos y los cabellos de mi amada.

 

Suspiros y sueños de amor