Tu tez terca tala textos eternos.
Para mirar solo con tus ojos
NO.
No quiero concordar con nadie todavía,
con nadie que pueda hablar.
Que no vea la excepción a la entropía.
¿Sabes?
Deberías subirte sobre un cisne de vez en cuando
Y propiciar la armonía.
Porque es fácil catalogarnos fuera del mar.
YO NO ESTOY EN TU RED,
No duermo en tu reja,
Sin una cobija.
Muero por bostezar y de una vez exhalar un poema;
El hálito esencial de mi cesta,
el aroma ideal de mi casa,
y hacerme suspirar de dicha.
Que me remonte al hito retozante de mis inicios,
que me lleve a la mirada exquisita de mi impronta,
al grito hilarante de mi nube onírica; que me colme (sin inundar).
Muero por exhalar un poema;
y que de un bostezo vuelva a mi esencia,
al perfume ideal de mi mochila,
al estuco potencial de mi casa;
Que fue un árbol, un vientre, por fin una pelota, un cuaderno, o las formas geométricas repetitivas que me dieron mis ojos, que olvidaron la norma.
Para fundirme en la mirada exquisita de mis dos por dos por dos a la potencia,
y retomar el inicio por las astas,
y figurar en mi cómic por las mañanas.
He de colmar luego a mi sombra, para que sintonice con mi alegría y no me aplaste. En un puerto olvidado en la lejanía. En la carretera salvaje de mi vida, a las 10 y media sin reproche, a las 12 y tanto sin huida.
Sin salida bebo el verbo noche,
y acato la fragua empedernida, de mi pecho haciendo el tum tulum ca en cualquier bosque,
en el que mi mente me deja todavía.
Y me abandona sin temor a que consiga, y me da cuerda para ver si meto boche.
En otro suspiro me he de quedar.
Cada tanto bostezará mi alma.
Que no me quede sin paz, que no me tenga piedad, y que me siga dejando miga en el camino para no perder serenidad.