Eduh Siqueiros

Lo que fue y ahora ya no es

Amor que se eterniza,
en cada recuerdo,
remembrando las piezas
y volviendo a vivir,
volviendo a sentir...
lo que en la mente no cesa,
ahí sigue sucediendo,
vuelve a pasar,
con la esperanza de consumarse
precisamente hasta la eternidad
o entramparse en remembranzas.

Se va pero no se va,
a veces no dejo que se aleje
aprisionándolo en el corazón,
porque los entes mueren
cuando el olvido los inhuma,
conservo en mi alma el frenesí
para que jamás esta llama se extinga…

Tormentas, tempestades, torbellinos,
todo acaece en la vida, aunque no parece,
los momentos que son eventualmente rudos se muestran eternos,
pero hasta lo que es imbatiblemente tormentoso finaliza.

Hasta las aguas agitadas en la inmensidad del océano
encuentran en lo recóndito su quietud,
y hasta el doliente que olvidó amar
la vida lo sumerge en mares de plenitud.

Los nubarrones que a la fuente de iluminación
han cubierto, sin oportunidad de escapatoria,
se cansan de ocultar al sol sin retraso
y se van entregándonos la excelsitud en la complacencia.

Las aves que emigran a otros refugios, retornan
y los litorales estando secos se vuelven a inundar,
mis ansias de estar sin amarte no se contentan
y sin enmienda te vuelvo a amar de nueva cuenta.

Renuente el alma se duele por lo vivido,
los ojos van trémulos y se aferran con sus garras
a la visión de lo que fue y ahora ya no es
y el corazón vuelve a pintar historias
de repeticiones basándose en anacronismos.

En la mente, querer y amar, son axiomas
que inducen en una reiteración de manías
más sentimientos al corazón… todo es un revés,
porque de tu monumento quedaron escombros.

Y al alma le hacen falta tantos motivos,
para ya no afanar y ya no amar con relatos
y fantasías en simulacros de un pasado que se ha perdido.

Tétricos son los recuerdos sentenciados a un sumidero,
sin locuciones, solamente en lo rotundo del silencio;
míseros esos recuerdos, me dan pena sus desdichas,
confinados a la condena de estar sin albores,
ni brillos, ni luces, ni crepúsculos, ni primaveras.

Mas cuando todas las cosas ya han sido manifestadas
sólo queda seguir avante con la novedad de las quimeras
y radiantemente llenar de plenitudes a todas las horas.

Adoro este encuentro, sin facciones,
adoro que no tengamos que vernos la cara,
me fascina y me seduce tu identidad
forjada de artificialidad,
así sin intromisiones en lo íntimo,
despojados completamente del alma,
sin el riesgo de que las almas se entrelacen
y debamos quedarnos unidos por la eternidad.

Sembraste una ilusión que ha floreado,
en mi corazón echó raíces
y se nutre de mis palpitaciones,
la necesidad que es impasible me activaste
y debo buscarte todas las mañanas,
aquí a mi lado, escuchando el trinar de aves…
y también la sed de beber de tus labios.

Tu semblante de luminosidad
laceró mi piel con las pasiones
que con ficción se presentan en mi corazón.

Alimentaste nuevamente las esperanzas
para alcanzar la claridad del cielo,
y avivaste al volcán de mis entrañas,
me indujiste amor y delirio,
y me provocaste cúmulos de sueños.

Ahora arranca todo eso de mi ser,
y lleva contigo a mis conmociones,
borra de mi alma todo el pasado,
y desvanece a todos mis antojos
hasta donde nunca yo vuelva a advertirlos
o viajemos juntos con el viento
hacia paraísos con cielos que estén provistos de novedad.

Si dices que te alejas para siempre
yo te olvidaré totalmente: te lo digo,
esfumaré mis sueños: te lo sostengo,
mi mente aunque dócil no podrás asediar más
y apagaré en mi volcán el deseo por ti.

Mis temores habitarán en mi mente.
pero aún así, lograré olvidarte, lo sé,
por eso hoy te manifiesto que te libero,
borraré los momentos y recuerdos
tan felices que con sutileza se esculpieron
en las paredes de mi alma por ingenua.

Aunque mi cosmos detonaré en el acto,
apagaré todo deseo que quedó ardiente
y echaré tu fantasma fuera de mi cama,
buscaré sentir de nuevo el estremecimiento
de otros labios y de otras manos,
para demostrarte que domino mi interior
o para saber ya que eternamente te amo.

Un recuerdo, eso eres siempre en mí,
uno de gran nitidez, y que igual permanece sombrío;
en él tus promesas aún resuenan,
mas no recuerdo ya si te correspondía
con mi corazón, si sentía un arrebato…
quizás sólo ahora pienso que fue así.

Recuerdo que aseguraste caminar
junto a mí en todas las veredas,
mas no recuerdo atravesar los riachuelos
junto a ti en cada uno de mis caminos;
tal vez inventé un falso recuerdo
para pensar que nunca me has dejado,
una justificación para poderte amar,
pero inseparables nunca fuimos
y ahora todos los recuerdos reprimo
porque todas mis expresiones murieron
al sucumbir con desolación bajo el peso
del hastío cuando a ellas renunciaste.