fernando ramos baron

BOYS

Para hacer unas buenas croquetas

no hace falta pensar en el ritmo imparable

del progreso

ni auxiliarte de maquinas que dicen

van a facilitarte tu trabajo.

 

Hace falta pensar en ellos,

los que van a comerse las.

Con tiempo.

Con discreción

para darles la sorpresa.

 

Preparas un buen caldo

y cuando esté 

recortas con tijeras la carne imprescindible.

Le añades (yo lo hago) trocitos de jamón.

 

Luego viene la bechamel,

tantas cucharadas de mantequilla

como de harina 

Añades la leche,

poco a poco,

removiendo

despacio pero sin pausa.

 

Puedes tener de fondo

a Crosby, Stills, Nash and Young

o lo que te apetezca.

Puedes también tomarte una copa.

Para mover la masa

no necesitas las dos manos.

 

Más todo pensando en ellos.

Si no,

quizás el sabor parezca el mismo

pero no las disfrutarás como mereces.

 

Cuando espese

añade tu carne troceada.

Sigue, tararea,

dando vueltas.

 

Llegará un momento

en que la masa se separará

de su fondo de metal.

Pruébala de sal, por si hace falta.

Apaga el fuego.

Ya está.

 

Tiene que descansar

como si fuera tú mismo.

Una noche basta.

 

Pan rayado, huevo batido,

pan rayado.

Tres viajes con tus dedos,

mientras suena Amy Winehouse.

 

Aceite,

mucho aceite.

Tan caliente como querrías ser.

Mejor de girasol.

No mata el gusto.

 

Y luego 

las pones en la mesa.

Así de fácil.

 

Como el poema.