Ricardo Nanjari

La conquistada

Para conquistarla

me interesé en la música clásica,

como a ella le gustaba, ciertamente.

 

Escuché y busqué

fui a conciertos y aprendí sus secretos,

supe del renacimiento y del barroco.

 

Viajé en sus formas y métricas

comprendí sus secciones y movimientos,

percibí la emoción de lo sublime.

 

No sabía yo, no podía saber que no era exactamente a ella

a quien le gustaba esa música

sino a su novio.

 

Hacíamos el amor con la Misa en si menor

nos elevábamos con el Réquiem

despertábamos con la Quinta sinfonía

y reposamos con los conciertos para piano.

 

Ella fue sólo una nube pasajera

una nota más de la fuga

sólo una sinapsis intercelular.

 

La música permaneció en mí

con su color imperecedero

y su infinito manto misterioso.

 

En este universo

donde todos somos uno,

nadie sabe para quién trabaja.