El Quijote de la Rosa

A Don Miguel.

TRISTES GUERRAS
Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.
Miguel Hernández.

Nunca fue de amor la empresa de quienes cobardemente por palabras y por valiente te pusieron en galera.
Tristes sombras, que empuñaron contra ti sus más viles armas.
A esos tristes muertos vivientes a los que hoy como ayer, les duelen tu hombría y tus saetas hechas de palabras, porque de su cobardía hablan.
Te mataron por ser libre, en pensamiento y palabra, ellos aun hoy, sin pena ni gloria por este mundo se arrastran.
Tristes hombres ordenan quebrar con cincel tus versos escritos en el blanco mármol de una lápida, son tan tristes y tan necios, que no saben que tus versos, son savía que recorre España y el mundo entero, de boca en boca de los hombres y mujeres libres que como tu, solo usan como arma, la palabra.
El Quijote de la Rosa.