Ernesto Alcalá

Dulce melancolía

Quiero robarle a la noche

el elixir del silencio.

Lágrimas calladas,

que inundan los mares

y perfuman el cielo.

 

A Dios le pido esta noche

que nuble mi entendimiento;

mujer descalza

a la que un día entregué el alma,

eternamente, te anhelo.