Nazaret Muñoz

Laura

Laura:

Laura mía, dueña de mis desdichas,
¡cuán osada y hermosa!
Eres en una tormenta de alegrías,
espléndida y deseosa
en este terrible vacío
que pronto se curará en el olvido.

Laura mía,la perla de tus dientes
no fue más que un bello accidente
y la desdicha de este amor pagano
mientras en la luna se refleja tu rostro sereno
su luz me recuerda tu risa
cuando la brisa se detiene y te acaricia.

Laura mía,las aves dichosas cantan,
cuando sonríes y tus ojos brillan,
en este trágico tormento habitan,
el cielo lluvioso y la brisa fresca
que calma los dolores que me condenan.

Laura mía, tu cara es como la luna llena
quisiera tocarla aunque esté lejana,
tus muslos son como un bosque encantado,
son como un paraíso perdido
que nunca será encontrado
y se volverá a lo desconocido.