Píntame, Fernando, con deleite y fruición
Con los más sutiles tintes, con osadía
Con verdes azulados en un cuadro bermellón
Hazme gigante con ingenuo y malicia
Entre “La Dolorosa” y “El Centurión”.
Dame un espacio entre tus enanos y Mona Lisas
Tal vez entre “El Bodegón” y “El obispo Dormido”
Acaríciame de tus sensuales pinceladas
Fráguame en el lucimiento tierno del lienzo
Seré orquídea nacida de tus acuarelas
Exáltame en formas de rotundas matices
Desnúdame con tus puntas de carboncillos
Vísteme del amarillo de los Guayacanes
Ábrame tu mundo de corralejas y viñedos
Moldéame con este buril, en bronce
El metal que brinda a mi espíritu solaz
Y presagia la inocencia de la planicie
Cuando vos, con este afán tan audaz
Deja que se abre el resquicio del alfeizar
Que se reverberan los milagros de tu caballete:
Y de repente “La Mandolina” parece respirar
Bajo tu trazo rápido e envolvente!
Aparece tu jardín secreto de borrasca
Y uno percibe las flagrancias del jazmín
De tus tierras lejanas de eterna primavera
Del duende peculiar de tu ciudad de Medellín……!
Y yo arroparé mi canto de color índigo
Para alabarte, maestro Fernando Botero
(Sarah Carrere Mbodj Copyright Sacem Paris)