Cuando siento que la oscuridad me abraza
y me va hundiendo lentamente
en un oscuro y frío abismo
sucede algo que me recuerda,
que debo seguir creyendo
en el poder de Dios, en la bondad del hombre
en la luz de nuestro interior
y en el amor que como ángeles, él nos dio.
Y entonces mi alma se endulza
recreándose en la ilusión
con gran fe y confianza
que mañana todo será mejor.
Una sonrisa se apodera de mi rostro
iluminándolo con la luz del sol
en tonos rojos y naranjas que me encantan
y me columpio en los latidos de mi corazón.
Brisa fresca y paz en el alma
devoción en mi oración
un padre nuestro para el cielo
y al universo un pedido por vos.
Yamila.