Freddy Kalvo

El Apartheid

Inclemente sombra del destino,

de espectaculares ladrones sin tapujos,

violadores de valores y principios,

apartados de toda moral así concebida,

de ideales muy fecundos,

de los que trabajan honradamente,

para construir un nuevo mundo.

 

Hay de aquellos que sus noches desvelan,

por el pesar cotidiano de sus conciencias,

que hilvanando pensamientos maquiavélicos de maldad,

no duermen pensando en la secuela,

de las manchas que lastran sus huellas,

que pagarán tarde o temprano,

Cuando sobre ellos caiga el peso de la verdad.

 

Sus manos aparentemente pulcras,

llenas de epítetos antivalores,

de esos que riñen con la decencia,

porque esconden entre sus dedos lodo,

que amasados con la arrogancia y el poder,

son como sagaces zorros maduros y lampiños,

especialistas audaces en el robo.

 

Por eso no te fíes del malvado,

que atesora inmundicia en su caminar,

porque perseguirá tus pasos perennemente,

si por convicción diáfana tú ilustras,

con sencillez y total verdad,

sus serpentinas maniobras incultas,

atreviéndote a denunciar.

 

El apartheid será entonces la lanza,

que se clavará en quien descubra y señale,

la injusticia, deshonestidad y avaricia,

de quienes afanosos en la codicia,

aprovechan sus cargos a ultranza,

sin importar que los ilusos luchen por la justicia,

con denuedo y pujanza.