Déjame ser tu poeta por un momento,
que busque estrellas en el abismo de tus ojos,
que pesque sueños en el mar de tu intelecto,
que navegue por el océano de tu cuerpo.
Déjame explorar el vórtice de tus besos,
y clasificarlos uno a uno por su dulzura,
regar el jardín de tu piel con lluvia de mi cielo,
para cosechar las flores de tu alma.
Deja que abrace cada partícula de tu vida,
para escudriñar en ella y reinventar tu mundo,
darle melodía a tus momentos más hermosos,
y curar aquellos que dobleguen tu espíritu.
Permíteme colorear las nubes en tu firmamento,
que la atmósfera de tu mundo me atrape,
me encierre entre paredes de alabastro fino,
ese alabastro del que está hecho tu cuerpo.
Arrullarte entre olas color turquesa,
donde espantaré tus miedos más oscuros,
y pintaré cada una de tus fantasías
para enamorar cada parte de tu universo.
Así que... déjame ser solo una vez tu poeta,
tomar entre mis brazos la música de tu cuerpo,
ordenar cada nota sobre tu preciosa piel,
para tocarte cuál sinfonía enamorada.